Aprendiendo del huerto – Rayito de Luna

Por: Ximena Mora

Rayito de Luna

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Huerto Urbano Rayito de Luna

 

De mis primeros recuerdos de la infancia es el sabor de las infusiones hechas por mi abuela, ella tenía toda una selección de plantas y semillas: ruda, anís estrella, tila, gordolobo, menta, hierbabuena, entre otras, todas para curar cualquier dolencia, incluso mi mal genio. En el pequeño jardín de la casa donde vivíamos, mi abuela cuidaba sus macetas, las matas crecían felices y yo recuerdo el olor de todas las plantitas que ahí crecían.

Los olores son las memorias más potentes que guardamos los seres humanos, incluso nos trasladan a sensaciones o emociones que llevaban mucho tiempo olvidadas.

Las primeras plantas que yo cuidé fueron una lavanda, menta y hierbabuena; vivían en un balconcito, me conformaba con verlas y olerlas, nuestra relación digamos que era un tanto superflua, aunque las cuidaba no intimamos del todo. Había olvidado la enseñanza ancestral de cultivar y cosechar la tierra.

Pasaron los años, seguí aprendiendo de mi entorno y a partir del contacto con temas relacionados a la agricultura urbana y resistencia civil fue que regresó a mi la inquietud de sembrar y cultivar mis propios alimentos, de curar mis dolencias como lo hacia mi abuela. Tomé un taller, leí, vi tutoriales en YouTube, cultivé mis primeros tomates, espinacas y acelgas, reconozco ese momento como el instante cuando me enamoré de los huertos urbanos.

A lado de Omar Landa fundé Rayito de Luna, empresa donde nos dedicamos a la elaboración de productos de higiene y cuidado personal 100% naturales, cuando comenzamos el proyecto teníamos muy claro que uno de los objetivos sería instalar un huerto urbano y obtener de él parte de nuestras materias primas, principalmente aceites esenciales, era un objetivo que se veía lejano, primero porque no contábamos con el espacio y segundo por todas las «prioridades» que teníamos que resolver antes.

Tuvimos una mudanza a un espacio más amplio, creció la empresa y un día en una visita para mostrarles nuestros procesos a unos amigos, conocimos a Miguel, nos habló acerca de su empresa: Huertos Heirloom y su experiencia diseñando huertos urbanos para empresas y restaurantes, desde ahí inició la planeación de lo que hoy es nuestro huerto.

Acordamos la fecha para la visita de levantamiento, en la cual nos preguntaron sobre las materias primas que nos interesaba cultivar, nuestro volumen de producción, nuestros gustos culinarios (ya que también contemplamos una parte del huerto para consumo de los colaboradores de Rayito de Luna), tomaron medidas de los espacios, nos propusieron acondicionar dos espacios uno productivo y uno más ornamental para crear un espacio de descanso y convivencia entre el personal. Nos explicaron la posición y horas de sol en cada uno de los espacios y mucha más información que nos ayudó a tomar la mejor decisión.

Cuando recibimos la propuesta de Huertos Heirloom venía acompañada de los renders de cómo quedarían las cajas de cultivo, el mobiliario y lo más interesante la paleta vegetal,  la primera vez que leí el término en la propuesta me fascinó, y ahí estábamos mirando todas las plantas que se integrarían al huerto: kale, espinaca, zanahoria, rábano, cilantro, lavanda, menta, romero, toronjil, cedrón, zacate limón, hierbabuena, pensamientos… Estábamos muy entusiasmados con el proyecto, por lo que se comenzó la construcción y la siembra de las plántulas.

Aproximadamente todo el proceso tardó tres meses en estar listo, antes del arranque Miguel y Ceci nos dieron un taller acerca de todos los cuidados del huerto, del mantenimiento de la lombricomposta, dieron seguimiento a cada duda acerca de lo que debíamos hacer. Nos apoyaron con materiales como bitácoras de seguimiento, información de cuidados en una sencilla infografía, aceites para control de plagas y nutrición de las plantas.

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Ornamental Rayito de Luna

La primera vez que todo ya estaba montado había mucha emoción, pero también muchas dudas: ¿Podríamos hacerlo bien? ¿Sobrevivirían y se desarrollarían positivamente todos los cultivos? Estas preguntas se resolvieron con la práctica y por supuesto con todo el acompañamiento que nos dieron los colaboradores de Huertos Heirloom, por ejemplo tuvimos un brote de plaga en una planta de kale: pulgón cenizo; fue un poco estresante descubrirlo porque habíamos seguido las indicaciones que nos habían dado, mandamos la foto por whatsapp a Ceci quien además de darnos asesoría de cómo resolverlo, nos ayudó emocionalmente a darnos cuenta de que nuestro huerto se estaba adaptando a su nuevo hogar y por lo tanto surgirían algunos problemas que identificándolos de manera temprana podían resolverse fácilmente, como todo en la naturaleza hay un período de adaptación.

El pulgón cenizo se fue y los kales ahora crecen fuertes y con un sabor delicioso.

Los aprendizajes que nos ha dejado el huerto como empresa y como personas son muchos:

  1. La plantas tiene sus propios ciclos, hay que respetarlos y honrarlos.
  2. Al igual que las plantas las personas tenemos nuestros propios ciclos y hay que respetarlos, integrar poco a poco a la alimentación hortalizas que no habías probado antes puede parecer un reto, pero conforme te das la oportunidad de experimentar la integración se convierte en hábito.
  3. Convivencia: convivir con otras personas al momento de trabajar en el huerto y posteriormente compartir lo que han cosechado es una experiencia que todos los seres humanos debemos experimentar.
  4. Oler, mover la tierra, tocar y revolver la lombricomposta, podar, deshojar, cortar las flores para que la planta siga produciendo, conocer a la fauna que habita la caja de cultivo, masticar las hojas, todas esas actividades al principio imponen, los humanos urbanos vivimos muy desconectados de la tierra, al incorporar estas actividades a la vida diaria aumentó nuestra percepción, ahora miramos las plantas de las jardineras o camellones de otra manera y a veces nos sorprende encontrar una planta de romero que se nota creciendo fuerte en un paso urbano donde al parecer no tienen tantos cuidado como en el huerto.
  5. Probar, experimentar, cocinar: en Rayito Luna, gracias a este huerto estamos experimentando con nuevas hierbas esenciales que no habíamos considerado en nuestras formulaciones y en la cocina estamos experimentando con ensaladas, pastas, botanas, infusiones, cocteles, en fin un sin número de opciones a partir de nuestra cosecha semanal.
  6. No importa si cayó la peor granizada, con amor y paciencia las plantas se regeneran de una manera rápida, y crecen aún más fuertes. Esta enseñanza aplica para humanos también.
  7. Un huerto urbano no necesita un gran espacio, lo que se requiere es la creatividad y la intensión de sembrar donde sea posible.
  8. Practicar la agricultura urbana: es el mejor remedio para contrarrestar el estrés.

Para Rayito de Luna tener un huerto ha mejorado muchos aspectos de la organización, pero sobre todo ha mejorado nuestra salud física y emocional, además de que ha sido una herramienta importantísima para el desarrollo de la creatividad del equipo.

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Me parece que el acceso a cultivar tus propios alimentos impacta de manera muy positiva a los seres humanos, por lo que debemos ver a la agricultura urbana como una herramienta de cambio social, la cual empresas como Huertos Heirloom, implementa, divulga y promociona, cada espacio que transforma en huerto no sólo trasciende el espacio físico sino también las emociones y pensamientos de las personas que se encuentran en él, reclamemos nuestro derecho a cultivar la tierra, acerquémonos a especialistas como Miguel, Ceci  y todo su equipo quienes están cambiando de manera muy positiva la ciudad que habitamos a través de talleres, implementación de huertos, asesoría y otras maravillas. Coincidir con ellos fue de las mejores cosas que nos sucedió este año.

 Gracias al trabajo de Huertos Heirloom confiamos que una ciudad más humana es posible.

 

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